El diseñador italiano hace un homenaje a la porcelana con creaciones llenas de detalles y mucha luminosidad.
Vuelve a ser un cuidado muestrario de rico trabajo artesanal lleno de luz, delicadeza, romanticismo y detalles. Sus propuestas las estructura tomando como referentes famosas pocerlanas como la italiana Capodimonte, la británica Wedgwood, la francesa Sèvres y la alemana Meissen.
El hilo conductor de la colección ha sido las flores estampadas, bordadas o en relieve y la sensualidad que deja marcar con el uso de las transparencias, sobre todo, en las faldas. De este modo, se crean contrastes con cuerpos realzados con bordados, relieves y patrones muy arquitectónicos.
Realiza un cuidado trabajo de los materiales que se presentan con delicados drapeados y lazadas XXL. Eso sí, en ningún momento se renuncia a una silueta muy femenina, en la que se definen las cinturas.
El desfile comenzó con una serie de vestidos cortos en blanco con ricos bordados florales tomando como referente la pocerlana de la región italiana Capodimonte. Después otra serie con fondo blanco y detalles en azul que nos traen a la memoria la delicada porcelana británica de Wedgwood. La delicadeza anterior se rompe con llamativas y atrevidas creaciones en rojo, donde las transparencias hacen su aparición, tomando como referente la porcelana francesa de Sèvres. Y por último, aparecen sobre la pasarela, estampados multicolor, que toman como punto de inspiración la porcelana alemana de Meissen.
El desfile se cierra finalmente con una serie de vestidos de noche en donde los cuerpos encorsetados contrastaban con faldas de gran volumen.
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